Digamos que era un tipo que odiaba estar en
su casa, me gustaba el aire libre, odiaba sentirme atado a algo, después de un día
duro de laburo, no me quedaba otra que llegar a mi casa, a mi maldita casa, me
quede parado en la puerta, preguntándome
si entrar o no, la misma duda de todas las tarde que llegaba de un día
cansador, terminaba entrando, mi
cansancio me ganaba, me duche temprano,
antes de que caiga la oscuridad.
Pero cuando el sol caía, ya en el
crepúsculo, empezar acordarme de él y mi corazón empezaba a palpitar como si
quisiera escapar de mi tórax, lo evite, cene lo más normal y lo evite, pero ya
todos se habían ido a dormir y quedábamos yo y el y yo tenía mucho sueño quería
dormir pero tenía que pasar por el, era
muy oscuro, me provocaba ceguera verlo,
cada vez que pasaba por el hasta mi cuarto sentía que manos salían de
las paredes negras, paredes que ni si quiera veía, no sabía que había en ese
tramo, porque era oscuro, no era color negro, era oscuro, ese día llegue a la puerta, muy alterado pero
llegue a la puerta de mi cuarto, entre muy rápido, pero sin hacer ruido, fui
sigiloso.
Por fin pude acostarme, me sentía un poco
calmado, pero sabía que él estaba ahí y me estaba mirando, podía ver por la
rendija de debajo de la puerta que estaba ahí y no podía dormirme, tenía que
permanecer despierto, lamentablemente el sueño me gano, me quede dormido. Nuevamente
me levanto, esta vez más temprano, eran
las 4am, mi vejiga me delato, jamás me levanto al baño por la madrugada, pero
me castigaron, me querían matar, no me querían. No aguante tuve que ir al baño,
mi otro enemigo estaba ahí dentro, me
enfrente, a este ya lo tenía un poco dominado, pero igual no me quería, yo sabía que si me daba vuelta y me iba me
agarraría detrás de la cortina, por ende Salí caminando para atrás, mirándolo,
desafiándolo, pero me agarraron los otros, los esos que oímos cantar y nunca
vemos, los que se ocultan en el roció de la noche cósmica, sus cantos me
atormentaban, me hacían bailar como un estúpido, bailar para ellos, ya estaba
atrapado, me desate, si explote, destroce la casa, esa casa maldita, en la
oscuridad del terror no se que instrumento agarre pero destroce absolutamente
todo, la casa quedo hecho añicos.
Muchos dicen que ni “locos” vivirían en un
manicomio, pero ellos no saben nada, viven en esos laberintos de terror, y me dicen loco a mí, ahora que estoy feliz y
tranquilo dentro de este cuarto blanco, encontré la paz…
FIN
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